Dejamos de lado el saber que arriesgar es lo primero, abandonamos aquello de que no es más feliz quien más tiene si no quien tiene lo que le importa de verdad, cambiamos el no dejar de creer por quedarnos en el pasado aún sabiendo que nunca vuelve. Preferimos que lo que no nos matara nos derrumbara, en vez de hacernos más fuertes... Y fue entonces cuando dejamos de darnos cuenta que antes que recordar lo que pudo haber sido y no fue, hay que mirar a un futuro que aún está por escribir. Que no se puede ganar nada sin arriesgar ni luchar, que no hay que dar batalla alguna por perdida antes de haberla comenzado. Que los obstáculos están para saltarlos, y no para tropezar con ellos. Que el camino está para seguirlo, no para retroceder en él. Que antes que ver solo la razón, hay que escuchar los latidos del corazón.
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