viernes, 28 de diciembre de 2012

~CUANDO LA DISTANCIA YA NO IMPORTA.

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Una sonrisa se planta en mi cara. Sin quererlo, solo al verlo. Al hablar con el. Miles de recuerdos llegan a mi mente, todos ellos obstaculizados. Pero no por eso son peores. ¿El obstáculo? La distancia. ¿La persona? Alguien que se lo merece todo, excepto una lágrima, el sufrimiento, el dolor y, en este caso, los obstáculos.

 El es alguien muy importante para mí. Me ha cambiado. Me ha hecho ver la realidad como un pequeño sueño que día a día se va haciendo más grande. Ha dibujado mi sonrisa en un momento, sin importarle el estar tan lejos de mí. El es una de las únicas personas que me ha querido por ser como soy. Que no le ha importado nada más. Ha conseguido que deje de llorar, que las palabras me sacien más que una simple mirada, o un abrazo. Me gustaría agradecerle todo esto, pero es tanto, que no sé por dónde empezar. El ha hecho tanto… Y yo tan poco. O eso creo. Mi única manera de darle las gracias, de cambiar los abrazos, y las sonrisas, es escribiendo. 

Duele cambiar algo tan valioso como el ver la sonrisa de alguien que te importa. Duele. Pero en estos casos, debes hacerlo. No nos queda otra. Nos separa una gran cantidad de tierra. El vive en una parte de la península  yo en la otra. Pero eso, en realidad, es lo que menos importa. ¿Lo que me importa ahora mismo? Simplemente, que el tiempo sea más largo. Que esas horas que estamos hablando, se alarguen. Ojalá pudiese pedir que fueran para siempre, pero sé que eso no es posible. Que el tiempo no sea otro obstáculo como lo es la distancia. Pero el tiempo pasa, y nadie puede pararlo. Nadie puede hacer que sea más lento, que las horas no muevan a los minutos, y que estos tampoco a los segundos. Pero la vida es así. Dura, cruel, pero también está llena de felicidad. De personas que, en un momento u otro, están ahí. Que aparecen sin más, sin esperartelo. Como lo es el. Apareció en un momento, en el que yo lo estaba pasando mal. Pero el me ayudó, y tanto que me ayudó…

 Ahora sonrío, y lucho. Lucho más de lo que luchaba antes. He encontrado motivos, la mayoría relacionados con aquella persona que hace de mi día más malo, uno de los mejores. De la peor de las sonrisas, de la más falsa, la más real y significativa. Y es que si el está mal, yo también lo estoy. Si el llora… Yo lloro. Si sonríe, yo me uno. Aunque sea a distancia, aunque no pueda verle, ni reír a su lado. Por muy triste que parezca el no poder ver a alguien que te importa, ¿quieres que te diga algo? No lo es tanto. No es triste luchar por alguien que no puedes ver. Es de valientes. De valientes que sueñan, pero que siempre tienen la realidad como un punto de partida, como algo que no deben olvidar. Todas las tonterías que decimos día a día, que coleccionamos y nos sacan tantas risas; las guardo, las recuerdo. Con el único motivo de, al estar mal, acordarme de esas risas, de esos momentos… Y sonreír. Como muchas veces ha conseguido que haga.

 No soy fácil, ni perfecta. Nadie lo es. Pero me alegra el saber que alguien me ha querido desde un principio sin juzgarme. Sin preguntarse de dónde vengo, que quiero o que secretos guardo. La gente dice que una amistad a distancia no dura mucho. Que no es para siempre. Puede que no, pero no me importa que no lo sea. Es lo que respondo cada vez que me sacan el tema. La mayoría de veces destaco que esas personas dan sus opiniones sin saber del todo lo que se siente, sin conocer a esa persona, solo pensando en el tiempo y en los obstáculos. ¿Os fijáis en qué se fijan? En lo que nosotras no nos fijamos, a lo que intentamos no darle importancia. La distancia y el tiempo. El tiempo, y la distancia. Algo que, ahora mismo, no me importa en absoluto. No sirve de nada, no encontraremos solución buscando respuestas a preguntas que no están formuladas, pues no queremos sufrir más. Ya hemos sufrido demasiado. Ya hemos dado más de lo que nos piden. Ya me he alargado, ya he dicho todo, excepto lo más importante. No juzgues nunca a alguien que te entiende, te ayuda y te da lo que nadie antes te ha dado. Una sonrisa camuflada por palabras. Lágrimas ahogadas en silencios. Una mano, que te ayuda a levantarte. Por muy lejos que esté. 


“Per una historia sense títol, per mil promeses per complir, per un món amb lluites per guanyar, per aquelles abraçades que tantes vegades has volgut donar, per aquell carinyo, per aquell “sempre”, per cada somriure, cada llàgrima i cada paraula. Les paraules, l’únic mètode, l’única manera de dir-te, un cop més, que gràcies… T’estimo.”

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